jueves, 18 de junio de 2015

América Latina es la región con más capacidad de alimentar al mundo

La máxima autoridad del Banco Interamericano de Desarrollo, considera que la región podría convertirse en la “despensa del mundo”.
El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, manifestó que “América Latina es para todos los efectos la región con más capacidad para alimentar el mundo”.
La declaración fue realizada en la exhibición mundial Expo2015 (Milán, Italia) en el pabellón de Colombia, dedicado a la agricultura y la alimentación.
Moreno asegura que la región podría convertirse en “despensa del mundo”, a lo que agregó “En países como Brasil, Argentina, se ha triplicado la producción y eso es fruto de la tecnología en la agricultura.
Lo que viene va a ser una agricultura más tecnológica y más eficiente en el uso de aguas, por ejemplo”.
De igual manera precisó que “cuidar el medioambiente va a ser fundamental, sobre todo en América del Sur, donde tenemos ‘la fábrica’ de aguas más grande del mundo”.

miércoles, 17 de junio de 2015

LA COMIDA - PUEBLO TSELTAL - CHIAPAS, MÉXICO

Ventana a mi Comunidad / Tseltales - La comida


Serie de videos Ventana a mi Comunidad. Una producción de Videoservicios Profesionales SA de CV para la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe de la SEP, México.http://ventana.ilce.edu.mx

Una bellísima niña narra la comida de fiesta de su comunidad. 

jueves, 11 de junio de 2015

CUENTO NASCA "EL COLIBRÍ Y LA LLUVIA"

La tierra se ha secado. Con la ayuda de Pachamama, Colibrí intenta aplacar la sed de sus pichones. Cultura Nasca, Perú.

CUENTO NASCA "EL COLIBRÍ Y LA LLUVIA"
EXCELENTE VIDEO MUSICAL INFANTIL
Publicado en Youtube por Tikitiklip
La tierra se ha secado. Con la ayuda de Pachamama, Colibrí intenta aplacar la sed de sus pichones. La serie invita a los niños a un viaje a través de las culturas originarias americanas.
Créditos:Producción Ojitos Producciones
Dirección de Alejandra Egaña y Paz Puga
Letra de Anna Witte
Historia original de Alejandra Egaña y Paz Puga
Música de Miranda y Tobar Canta Gepe
Ilustraciones de Vanessa Brown
Asesoría Arqueológica de Museo Chileno de Arte Precolombino

viernes, 5 de junio de 2015

Infografía: el feminicidio avergüenza a América Latina

Golpeada hasta la muerte debido a un embarazo precoz, acuchillada por celos, degollada tras un divorcio: son los epitafios de mujeres que mueren cada 31 horas en Argentina, 15 por día en Brasil y casi 2.000 al año en México


Los asesinatos de mujeres en América Latina han impulsado leyes para evitarlos, pero el número de crímenes de género sigue siendo alto. Además, escasean las estadísticas oficiales, se contabilizan de manera dispar y los sistemas judiciales suelen ser lentos cuando hay que procesar a un hombre por este delito.
El tema está a flor piel en Argentina, donde para el próximo miércoles se convocó a una manifestación bajo el lema "Ni una menos", por la conmoción que despertó en la sociedad una reciente serie de feminicidios. Entre los casos más escalofriantes, se destacan el asesinato de María Eugenia Lanzetti, una maestra de kinder de 44 años, separada de un marido obsesivo que tenía orden de alejamiento, y ella incluso tenía un botón antipánico en el celular.
Nada impidió que el pasado 15 de abril su ex esposo ingresara a la clase que daba por la mañana y le cortara el cuello frente a sus pequeños alumnos en la provincia de Córdoba.
También aterró el crimen de una adolescente de 14 años, que murió por los golpes recibidos y fue enterrada presumiblemente por su novio, que la obligó a abortar.
Estos macabros homicidios reflejan "una sociedad enferma, de paradigmas machistas, donde la mujer sigue siendo una 'cosa a dominar'", explicó a la AFP Fabiana Tuñez, directora de la Casa del Encuentro, ONG dedicada a esta problemática. "Frente a esto, el Estado llega tarde. En Argentina sigue muriendo una mujer cada 31 horas por feminicidio", afirmó.
La marcha "Ni una menos" busca crear conciencia sobre un mal que Argentina no ha logrado frenar con leyes, ni siquiera luego de que en 2012 se agravara con cadena perpetua la pena por femicidio.
¿Femicidio o crímenes de mujeres?
La palabra femicidio no existe en el diccionario, pero forma parte del código penal de 16 países de la región. Según el Observatorio Ciudadano Nacional sobre Feminicidio de México, este crimen consiste en el asesinato de mujeres por parte de hombres que las matan por el hecho de ser mujeres: por misoginia y por sexismo de hombres que sienten que son superiores y que tienen derecho de terminar con sus vidas.
"Entre 2012 y 2013 documentamos 3.892 mujeres asesinadas en todo el país. De estos homicidios, sólo 613 fueron investigados como femicidios", dijo a la AFP María de la Luz Estrada, coordinadora del observatorio mexicano.
La explicación de la escasa tipificación del delito obedece a que en México, a diferencia de Brasil oGuatemala, el delito de femicidio no rige a nivel nacional.
¿Por qué las autoridades consideran tan pocos femicidios dentro de los asesinatos de mujeres? Según la activista, "17 estados del país tipificaron el femicidio con tipos penales muy difíciles de acreditar", con requerimientos complicados que se acaban considerando sólo homicidios.
Las cifras de la vergüenza
"Sabemos que 15 mujeres mueren por día en Brasil sólo por el hecho de ser mujeres", lamentó en marzo Dilma Rousseff, la primera mujer presidente de ese país, al promulgar una ley que incluye el femicidio en el código penal. Rousseff enfatizó que la violencia de género "ocurre en todas las clases sociales".
Argentina, sin estadísticas oficiales, aventaja a varios países de Sudamérica: 277 femicidios en 2014, cifra sin embargo inferior a los 295 de 2013, según la ONG Casa del Encuentro.
Un informe de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) sobre femicidio en 2014 señala que 88 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas en Colombia; 83 en Perú; 71 en República Dominicana; 46 en El Salvador; 25 en Uruguay; 20 en Paraguay, y 17 enGuatemala.
Ecuador contó sólo el año pasado 97 femicidios que corresponden a 54% de las mujeres que sufrieron muertes violentas (179), pese a que castiga ese delito con 22 a 26 años de cárcel.
Este año, en Chile van 16 mujeres asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas, y según la ministra de la Mujer, Claudia Pascual, la debilidad de la legislación chilena consiste en que "permite que las denuncias las hagan otros, pero tienen que ser ratificadas por la mujer que ha sido víctima".
En Costa Rica la tendencia es a la baja, pero hubo 27 casos de femicidios en 2014 a pesar de que pena con entre 20 y 35 años de prisión este delito.

lunes, 11 de mayo de 2015

3 DE MAYO - DÍA DE LA CHAKANA, LA CRUZ ANDINA

3 DE MAYO - DÍA DE LA CHAKANA.

HANAN PACHAMANTA KANCHARISHIANKI
KAY NUNAMAN HAYKUMUSHIANKI
QOYLLORITI HINA
QHAMPAS QHAWAWASHIANKI
HAMPISPAYOQ NUNAYATAY

KAY PACHANTA PURISHIANKI
KAWASSHIANKIRUNAKUNAQ UHUMPI
RIPHIPISHIAN AYACHAN QHASQOMAN
LLOQSINMANCHU QHAWANAYKIPAQ

UKHU PACHAQ KAUSASHINKITAPIS
AMARU HINA... MANA NUNANCHU
LLOQINNINTAQ UYANPAMPAMTAQ CHURAN
MUCH' ÁSKA MASKAMUSHIANKU KAY UKHU
PACHAMANTA.

KATIA GIBAJA

LUZ CRUZ DEL SUR

DESDE EL UNIVERSO VAS ALUMBRANDO
ESTÁS ENTRANDO EN MI ALMA
COMO LA ESTRELLA RESPLANDECE EN LA NIEVE
TÚ TAMBIÉN ME ESTÁS MIRANDO
ALIVIANDO Y DÁNDOLE ALIMENTO A MI ALMA

POR ESTA TIERRA VAS CAMINANDO
DENTRO DE TODOS LOS SERES HUMANOS VIVES
LATES Y TE MUEVES EN LA CARNE QUE CUBRE MI PECHO
QUERIENDO SALIR PARA MIRARTE

DESDE DENTRO DE LA TIERRA ESTÁS VIVIENDO
LA SERPIENTE NO QUIERE LEVANTAR SU ROSTRO
POR SENTIRTE CERCA
TE BESA, ACARICIÁNDOTE... 
PARA ENTRAR EN LA TIERRA
HACIA TU ENCUENTRO.

La chacana (quechua: tawa chakana, «cuatro escaleras»), (aimara: pusi chakani, «la de los cuatro puentes»)«cruz andina» o «cruz cuadrada», es un símbolo milenario originario de los pueblos indígenas de los Andes centrales en los territorios donde se desarrollaron tanto la cultura inca (Sur de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina) como algunas culturas pre-incas (Perú).

La chakana posee una antigüedad mayor de 4 mil años, según el arquitecto Carlos Milla, autor del libro Génesis de la Cultura Andina. Hoy en día, la cultura aymara sigue reproduciendo el gráfico de la chakana en sus telas. Igualmente, los aymara aún conservan el calendario lunar de 13 meses con 28 días cada mes, empleado por los antepasados: 13 por 28 sale 364, el día 365 era considerado el día cero, algo así como una especie de año nuevo andino. Ese día es el 3 de mayo, que es cuando la Cruz del Sur adquiere la forma astronómica de una cruz perfecta.


1. Etimología y origen de la Chacana.

Aunque la palabra "chacana", de origen quechua se refiere claramente al concepto de "escalera", el símbolo en sí es un "tawa chakana", o sea una escalera de cuatro (lados).

Este símbolo de "cuatro escaleras" se ha popularizado en los países andinos bajo el nombre simplificado de "chakana" o "chacana".

La etimología de la palabra "chakana" nacería de la unión de las palabras quechuas chaka (puente, unión) y hanan (alto,arriba, grande), pero en el caso de "chakana" como símbolo representaría un medio de unión entre mundo humano y el Hanan Pacha (lo que está arriba o lo que es grande).

La versión digital en la web del revista Chaski Wayra explica: La tradición de los idiomas quechua, aymara y del Puquina, dan luces sobre el significado del vocablo “Chakana”. Chaka, actualmente en el pueblo Puquina, es la piedra que detiene el agua del riego en los surcos, para que no erosione la “chacra”. Y chakana en el diccionario Quechua de Jorge A. Lira, significa textualmente: Instrumento para poner atravesado, sea de palo u otro material, generalmente para atrancar, cosa que sirve de travesaño. Escalera o serie de travesaños en dos paralelas transportables, usada para facilitar la subida o bajada al tiempo de hacer construcciones.

La chakana o chacana.

La "chacana" o cruz andina es un símbolo recurrente en las culturas originarias de los Andes y posteriormente en los territorios del Imperio inca del Tawantinsuyo. Su forma es la de una cruz cuadrada y escalonada, con doce puntas. " Según restos arqueológicos descubiertos, desenterrados y encontrados en el mismo Tiwanacu la "chak'hana" (pilares esquineros del Kheri Khala) no tiene el "círculo" en el medio (imagen). Esta es solo una idea para ver su aplicación geométrica". Dirigirse al Museo Arqueológico de Tiwanacu en La Paz, Bolivia o investigar estudios arqueológicos y fotografías en el internet donde se podrá ver en la misma piedra la forma y figura de la "chacana".

El símbolo en sí, es una referencia al Sol y la Cruz del Sur, aunque su forma, que sugiere una pirámide con escaleras a los cuatro costados y centro circular, poseería también un significado más elevado, en el sentido de señalar la unión entre lo bajo y lo alto, la tierra y el sol, el hombre y lo superior. Chakana pues, se comprende ya no sólo como un concepto arquitectónico o geométrico, sino que toma el significado de "escalera hacia lo más elevado".

Se han encontrado chacanas en diversas obras de arquitectura, petroglifos, tejidos, cerámicas y esculturas enParacas, en el departamento de Ica, en Chavín al norte peruano e incluso en Tiahuanaco, en el altiplano deBolivia. Se han encontrado también chakanas en EcuadorArgentina y Chile, pues fueron parte del Imperio inca.

De hecho, un templo del Arcaico Tardío en el norte peruano, en el Complejo Arqueológico de Ventarrón, distrito de Pomalca, en Lambayeque posee la forma de chacana más antigua encontrada hasta hoy. El templo tiene una antigüedad aún no exactamente determinada, pero que sería de entre 4000 a 5000 años.

De hecho, la chakana no es una forma encontrada al azar, sino que se trata de una forma geométrica resultante de la observación astronómica. Los antiguos hombres "llevaron el cielo a la tierra" y lo representaron con este símbolo que encierra componentes contrapuestos que explican una visión del universo, siendo de esta manera representados lo masculino y lo femenino, el cielo y la tierra, el arriba y el abajo, energía y materia, tiempo y espacio. La forma de la chakana encierra en su geometría el concepto de Número Pi y el número realveintisiete[cita requerida].

Muchas de las formas típicas utilizadas por artesanos andinos encierran las relaciones geométricas marcadas por la chacana.

La elección de la cifra de suyos ('costado' en quechua) o regiones del Imperio, así como la definición dual de Hanan y Hurin ( Por ejemplo en Hanan Cuzco y Hurin Cuzco) estarían también basadas en las observaciones astronómicas simbolizadas en la chacana, estos cálculos fueron usados también como base para el diseño arquitectónico y de caminos.

El Qhapaq ÑanCamino del Inca o Camino del Señor, eje central del sistema vial del Imperio Inca, es consistente también con la geometría de la chacana. Este camino marca una línea que atraviesa diversas ciudades del imperio incaico como Cajamarca, Cuzco, Tiahuanaco, Oruo y Potosí. Esta línea puede ser calculada tomando como centro a la ciudad del Cuzco, ombligo del mundo, según la concepción inca.

La chacana indica también las cuatro estaciones del año y los tiempos de siembra y cosecha. Algunos pueblos andinos celebran el día 3 de mayo como el día de la chacana, porque en este día, la Cruz del Sur asume la forma astronómica de una cruz perfecta y es señal del tiempo de cosecha. La cruz del sur era venerada por antiguos habitantes del Perú y, hasta hoy se mantiene la tradición de proteger los cultivos marcando el área cultivada con diversas chakanas. Este símbolo no tiene nada que ver con la cruz cristiana.

También es el símbolo de inkarri.

2. Definición de la Chakana.

La CHACANA tiene correspondencia sideral en la "Cruz del Sur". Esta constelación del Polo Sur, formada por las estrellas Alfa, Beta, Gamma y Delta era a su vez referencia para el estudio de la Astronomía. Pero además es la explicación de la Cosmovisión Pre Inca y heredada por los Incas.

El Qhapaq Ñan, Camino del Inca o Camino del Señor, eje central del sistema vial del Imperio Inca, es consistente también con la geometría de la chacana. Este camino marca un línea que atraviesa diversas ciudades del imperio incaico como Cajamarca, Cuzco, Tiahuanaco, Oruo y Potosí. Esta línea puede ser calculada tomando como centro a la ciudad del Cuzco, ombligo del mundo según la concepción inca.
es un espacio de construccion colectiva, un punto de encuentro para la reflexion psicologica y socio educativa desde nuestra realidad latinoamericana, asume una clara opcion por la calidad de vida y dignidad del ser humano en contraposicion a la logica del poder y el capital....la chakana es la casa donde todos construimos y compartimos nuestros saberes nuestra "yachanawasi" bienvenidos.

3. Qué significado tiene el símbolo de la chacana.

Para vislumbrar con cierta aproximación sobre la Chakana y su significado, es muy importante entender, comprender y tener la capacidad de observar el cosmos, desde la óptica de la Cosmovisión andina. La cosmovisión andina es la exaltación de la vida, en ella el mundo está generándose y regenerándose en forma perpetua, manteniendo y cambiando el orden en su interior, “todo dentro de, el nace, crece, se reproduce y muere en la multiplicidad de procesos de continua sucesión y reemplazo que lo constituyen” (Grillo, Renfijo, 1990, 104).

El profundo conocimiento de la naturaleza cósmica del hombre andino fue vital para comprender, entender e interpretar, la constelación de la Cruz del Sur, como un ordenador y guía cósmica.

El nombre ancestral de la Cruz del Sur, fue Jach’a Qhana (Luz grande), con el correr del tiempo se lo conoce como Chakana. La Chakana se convierte en el puente cósmico entre la sociedad, la naturaleza y los seres sobrenaturales, que permite relacionar recíprocamente al hombre andino con el cosmos. Por este principio la Chakana se constituye en el elemento principal en el ordenamiento territorial, social, económico y político de las sociedades andinas de Abya Yala , para alcanzar el camino del Suma Qamaña.

La Chakana, tuvo un profundo significado matemático-religioso, por su carácter métrico fractal y fue venerado durante los seculares rituales como símbolo ordenador del mundo andino, cual si fuese un gran atractor, como señala Marcos Guerrero Ureña, que la existencia de un sistema matemático ha posibilitado la construcción de la urdimbre y trama del tejido social andino. “Sin un Espacio Matemático de Representación (EMR), un pueblo jamás puede evolucionar de manera sostenible y a largo plazo, hasta alcanzar complejidades sociales de las dimensiones de una civilización”.

Carlos Milla señala que el símbolo geométrico mas difundido en la iconografía del mundo andino es la Cruz Cuadrada, la cual por su estructura cuadricular, está relacionada con las proporciones de la Constelación de la Cruz del Sur. Asimismo indica que mundo andino “resolvió” la cuadratura de la circunferencia y obtuvo un valor para el “Pi” que uso geométricamente como razón de cambio teórico de su Sistema Operativo de Medidas, proporcionales. A este respecto Guerrero Ureña señala que la andina, sería “la primera cultura de la tierra en expresar el “π” mediante un número irracional. A diferencia, las culturas del viejo mundo lo han hecho solo mediante números racionales” (Marcos G Ureña 257, 2004).

La matemática geométrica andina, de la Cruz Cuadrada, es de carácter métrico fractal y que el hombre andino derivo sus matemáticas jugando geométricamente con el cuadrado y el círculo, así se forma la Cruz Cuadrada Unitaria, a decir de Carlos Milla.

Por su lado Leo Cagliano señala la existencia de un patrón geométrico común aplicado en diferentes épocas cronológicas, este patrón geométrico es un cuadrado, a partir de la cual se dimensionan las demás figuras, o utilizaban combinaciones de figuras de este mismo. Una de las formas más usuales fue mediante el trazo de la diagonal de un cuadrado inicial y tomando esta diagonal otra vez como lado, para obtener un nuevo cuadrado mayor. Esta puede crecer en forma consecutiva, manteniendo una relación de precisión absoluta con la figura inicial.

La Wiphala es el resultado de la aplicación práctica del sistema métrico fractal andino, en base al patrón geométrico del cuadrado. La unión de cuatro Wiphalas reproduce la Cruz Andina escalonada, por eso la Wiphala fue el símbolo más importante de las civilizaciones andinas.

Por su parte Hilvert Timmer (2003) señala que la Chakana es la expresión más completa de la cosmología andina, como un símbolo geométrico y matemático que ponía orden.



Es muy difícil rastrear su origen y su significado exacto de la Chakana, pero existe una referencia arqueológica que la Chakana haya tomado un lugar central en el universo simbólico, dentro de las diferentes civilizaciones andinas, prueba de ello es el dibujo del Altar Mayor de Qurikancha de Joan de Santa Cruz Pachacuti Yanqui Salcamaygua (1613).

La Chakana por la simetría de sus ángulos, por su carácter métrico fractal y pragmática llego a constituirse en un instrumento astronómico, matemático, de planificación territorial y político. Una aplicación práctica de la planificación territorial, es la división territorial en partes iguales, entre el Aransaya y Urinsaya. Los espacios territoriales están organizados en dualidades o en parejas Alaxsaya y Maxasaya (Arriba y abajo), ch’iqa y kupi - lluq’i y paña (izquierda y derecha), representado en la cruz cuadrada, con un circulo en el núcleo llamado Taypi (centro), donde confluye la energía cósmica.

La división tenía relación con los fenómenos astronómicos y de ello surge, el ciclo agrícola, fiestas religiosas, divisiones políticas y administrativas. Las cuatro partes se asocian con los cuatro puntos cardinales y las cuatro estaciones del año.

De ello se deduce que los habitantes milenarios de los andes, desarrollaron una cosmovisión distinta al mundo occidental, con principios que reflejan las leyes que operan dentro de la Pacha (Cosmos). Dentro de esta cosmovisión aparece la Chakana, como ordenador e instrumento de planificación. La Chakana representa las cuatro dimensiones necesarias para la vida en comunidad: espiritual, social, político y económico.

3. Diferentes formas de representación simbolica de la Chakana.

Este símbolo se haya representado -desde la antigüedad hasta hoy- en las más diversas formas: plásticas, cerámicas, telas, grandes edificaciones, pinturas en murales, cestería o flamea en los vientos como Wiphalas (Banderas cuadradas). En las ceremonias adornaban su cuerpo con joyas de oro, plata y platino; en las cuales estaba presente su representación.
La Cruz Cuadrada es el símbolo que permite ver el resumen esquemático de la cosmovisión andina; la misma que engloba conceptos ancestrales. Por ende, es un símbolo de misteriosos ordenamientos matemáticos y naturales; cuyo centro es un círculo hueco, el cual significa el vacío central que representa a Dios.
Su creación está dividida en cuatro reinos o cuatro zonas; que a su vez se relacionan o identifican con las cuatro estaciones de la Tierra, los cuatro elementos de la naturaleza -Agua, Tierra, Fuego y Aire-, y los cuatro puntos cardinales. Expresa también su concepto de la dualidad en el equilibrio de polaridades: día-noche, arriba-abajo, derecha-izquierda, al frente-atrás, dulce-salado, oscuridad-luz, hombre-mujer, alegría-tristeza, bien-mal, Dios-Demonio, negativo-positivo, etc. Los lados de la cruz, con tres escalones cada uno, representan los tres Mundos de la cosmovisión Andina: Uru Pacha (subsuelo), Kay Pacha (superficie), Hanan Pacha (Cielo), con sus cuatro lados igualmente proporcionales. Por esto se la conoce como “La Cruz Perfecta”, pues en ella se encierra el significado de Muerte y resurrección; se conjuga en la horizontal y la vertical, fuerza centrípeta y centrifuga, la unión del cielo y la tierra, y la reconciliación del creador con su creación. Es el símbolo de la complementariedad  de los opuestos; dialéctica de fuerzas contrarias que se confrontan sin aniquilarse; es la circularidad del tiempo que transcurre en el cielo, y termina para dar paso a otro ciclo.

4. La relación con la concepción Filosófica y Científica de la Cultura Andina.

La chakana es la representación de un concepto que tiene múltiples niveles de complejidad de acuerdo a su uso.
La chakana o chaka hanan significa el puente a lo alto. Es la denominación de la constelación de la Cruz del Sur, y constituye la síntesis de la cosmovisión andina, asimismo, es un concepto astronómico ligado a las estaciones del año. Se utiliza para dar sustento a la estirpe y es la historia viviente, en un anagrama de símbolos, que significan cada uno, una concepción filosófica y científica de la cultura andina.
Fue el cronista collagua Juan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua, quien en 1613 al escribir su "Crónica de Relación de Antigüedades de este Reino del Pirú" dibujó e insertó en ella, un grabado sobre la cosmovisión andina, que se encontraba en el Altar Mayor del Templo del Coricancha en Cuzco, el cual denominó Chakana, el puente o escalera que permitía al hombre andino mantener latente su unión al cosmos.
Sujeto a varias interpretaciones, compatibilizando la estructura básica proporcionada por Yamqui Salcamaygua, con los comportamientos del hombre andino, las conclusiones mas aceptadas del mencionado dibujo son:

  • La chakana (puente o cruce) aparece en la intersección o en el punto de transición de las líneas trazadas de arriba hacia abajo o viceversa, verticalmente, y de izquierda a derecha o viceversa, horizontalmente.
  • Habría dos "espacios sagrados" que se oponen mutuamente: el primero, de proyección vertical, dividido en una mitad masculina y en otra mitad femenina; el segundo, de proyección horizontal, dividido en una mitad de los "seres celestiales" y en otra mitad de los seres "terrenales y subterráneos".
  • La orientación de arriba hacia abajo tendría connotaciones masculinas, y la de abajo hacia arriba, connotaciones femeninas.
  • La chakana tiene la forma de una X, las diagonales conectan las 4 esquinas de la "casa", es decir, del universo.
  • La chakana es el símbolo andino de la relacionalidad del todo.
  • La línea vertical expresa la oposición relacional de la correspondencia entre lo grande y lo pequeño: "tal en lo grande, tal en lo pequeño".
  • El espacio sobre la línea horizontal es el Hanaq Pacha (mundo de arriba, "estrato superior").
  • El espacio que queda por debajo de la línea horizontal es el Kay Pacha (este mundo).
  • Los canales de comunicación que existen entre los dos mundos, son los manantiales, lagunas, montañas.
  • Hay en ella múltiples relaciones de correspondencia y complementariedad, como por ejemplo entre el techo y el suelo, entre el sol y el fuego, entre el día y la noche y entre el varón y la mujer, que nos indican el derrotero a seguir para descubrir que en su construcción no cuentan únicamente las razones utilitarias, que no es simplemente una casa para estar y protegerse de las inclemencias del clima y que sus ocupantes no son únicamente quienes la construyen directamente.
  • Todos los objetos en ella tienen razón de ser, ninguno está por demás.

Poki y Taki. Cultura Moche, Perú



Cada tarde Poki y Taki se juntan a conversar. Sin embargo, una tarde Poki no acude al encuentro. Canta Manuel García. Cultura Moche, Perú.

jueves, 23 de abril de 2015

De librerías...



Esta es la librería Lello & Irmao. Está en Porto y es tal vez la 

más bonita del mundo.


MEMORIA POR CORRESPONDENCIA, de Emma Reyes




Lo recomienda: Marta del Riego, redactora jefe
Esto no es una recomendación. Es la historia de un enamoramiento. Yo pensaba hablar de Medianoche en el Jardín del bien y del mal (ed. Random House), sí, la obra en la que se basó la película de Clint Eastwood, las aventuras de un periodista en el profundo sur de EE UU, en Savannah, sus cantantes folk, sus travestis y sus familias patricias habitando palacios decadentes.
Pero entonces llegó ella.
Y devoró todo lo anterior.
Ella es Emma Reyes (1919-2003), y su libro, Memoria por correspondencia (ed. Libros del Asteroide).
Ella es una célebre pintora colombiana, y su vida, desgranada en este libro, una sucesión de horrores contados con una ligereza y una dulzura que hace que te los vayas tragando sin darte cuenta. Muertes, palizas, abandonos, campesinos, selvas, gobernadores a caballo, incendios, indios, ríos que se desbordan y páginas que queman. Nunca he leído una historia tan dura contada con tanta ligereza.
Y lo curioso es que Emma nunca fue consciente de ello. La historia está contada a través de las cartas que le escribió desde París, ya convertida en pintora, a uno de sus mejores amigos. El libro se publicó en 2012 después de la muerte de Emma y fue una sorpresa y un éxito editorial en Colombia.
A mí, que lo empecé solo porque vi el nombre de Leila Guerriero en la contraportada -la periodista argentina ha escrito el prólogo-, también me ha sorprendido y deslumbrado. Su belleza cruel. Eso es.

jueves, 16 de abril de 2015

LA CUARTA PARTE DEL MUNDO

Hoy fui al cine. Escogí una película mexicana. Vivo en una zona donde hay 45 salas de cine. En ellas tan solo se pueden ver películas estadounidenses. Las películas nacionales duran en cartelera a lo sumo una semana. Las salas que las proyectan están casi vacías. 
Me gusta escuchar música en el radio. Encontrar buena música mexicana es difícil. La mayor parte de las radiodifusoras emiten música proveniente del norte del Río Bravo... No digo que no me guste. Pero casi toda es igual.

Vivo al sur de la ciudad de México. Diego, mi hijo, dice que son "los suburbios". La zona está llena de franquicias: McDonald's, Kentuky Fried Chiken, Pizzas Dominos, Fridays, Shakeys Pizza, son una pequeña muestra de lo modificado que tenemos el gusto para comer fuera de casa cuando nuestra economía nos lo permite. Al decir esto recuerdo un texto de Stella Callonique leí en los días recientes, a propósito de la muerte de Eduardo Galeano: "En una de las varias entrevistas que pude hacerle en el periodo del aparenteesplendor neoliberal y de la globalización en nuestro continente, advertía que nunca el mundo había sido tan desigual. “Es una paradoja terrible que retrata el fin del siglo (XX) de no muy amable manera, donde se nos obliga a pensar todos iguales, a vestir todos iguales, a comer las mismas cosas. Incluso se ha ocupado el lugar de las comidas locales. Yo creo que hay que estar a favor de la autodeterminación en las comidas, como en todo, porque las comidas locales son una de las energías culturales más poderosas que los países contienen (…) nunca los pobres fueron tan pobres y nunca los naúfragos quedaron tan abandonados. Nunca habíamos visto esta homogeneización atroz que tiene por protagonista principal a la televisión. La gran uniformadora de costumbres es la televisión que nos lleva a no pensar con nuestra propia cabeza, a no sentir y nos hace incapaces de caminar con nuestras propias piernas. No estoy confundiendo el cuchillo con el asesino, la televisión es un instrumento, pero, tal como funciona y al servicio de quien funciona, cumple ese papel”.

Por eso, y habiendo tenido el privilegio de caminar por Argentina, atisbar desde las cataratas de Igazú a Brazil y Paraguay, después visitar Uruguay, Chile y Perú en la compañía de Eric y Luzma, habiendo escuchado de viva voz a Silvio Rodríguez, a Jorge Drexler, habiendo leído a Borges, Bioy Cazares, Vargas Llosa, Cortazar, Isabel Allende, Neruda, García Márquez, Fuentes, Paz, saboreado la maravillosa comida del chef Acurio, disfrutado la programación que dio origen al canal El Gourmet, donde conocí los diferentes nombres que reciben algunas frutas y verduras en los diversos países que conforman la América Latina y que todos nos deleitamos igual con el maíz o con el choclo, los frijoles o los porotos, encuentro que hay muy pocas cosas que nos permiten identificarnos y reconocernos. Estamos muy cerca y a la vez, muy lejos. 

Por eso, continuo con Galeano: No le pido que describa la lluvia aquella noche de la visitación del arcángel: le exijo que se moje. Decídase señor escritor, y por una vez al menos sea usted la flor que huele en vez de ser el cronista que aroma. Poca gracia tiene escribir lo que se vive. El desafío está en vivir lo que se escribe.

En este blog me propongo recorrer lo que Américo Vespucio denominó como LA CUARTA PARTE DEL MUNDO.
Mapa de Waldseemüller: “ab Americo Inventore ...quasi Americi terram sive Americam

Latinoamérica - Calle 13


¿Qué es América Latina?

Rouquié, Alan.
América Latina.
Introducción al Extremo Occidente.
Ed. Siglo Veintiuno. 
Primera edición. México, 1989.



¿Qué es América Latina?
Puede parecer paradójico comenzar a hablar de un "área cultural" mencionando la precariedad de su definición. Por singular que pueda parecer, el concepto mismo de América Latina representa un problema. No es inútil pues intentar precisarlo, recordar su historia y hasta criticar su uso. De empleo corriente hoy en la mayoría de los países del mundo y en la nomenclatura internacional, no tiene todo el privilegio del rigor. Un poco al estilo del más reciente y muy ambiguó "Tercer Mundo", ese término a veces parece ser fuente de confusión más que instrumento de delimitación preciso.
¿Qué se entiende geográficamente por América Latina? ¿El conjunto de los países de América del Sur y América Central? Desde luego, pero según los geógrafos México pertenece a América del Norte. ¿Quizá para simplificar debemos conformarnos con englobar bajo esta denominación a las naciones al sur del río Bravo? Pero entonces habría que admitir que Guyana y Belice donde se habla ingles y el Surinam de habla holandesa forman parte de América Latina. A primera vista se trata de un concepto cultural. Y nos inclinaríamos a pensar que cubre exclusivamente las naciones de cultura latina de América. Ahora bien, aunque con Quebec, Canadá sea infinitamente más latina que Belice y tanto como Puerto Rico, estado libre asociado de Estados Unidos, nunca nadie ha pensado incluirlo, ni siquiera al nivel de su provincia francohablante, en su subconjunto latinoamericano.
Más allá de estas imprecisiones, podríamos pensar en descubrir una identidad subcontinental fuerte, tejida de diversas solidaridades, ya sea que se refieran a una cultura común o a vínculos de otra naturaleza. Sin embargo la diversidad misma de las naciones latinoamericanas, amenaza con menospreciar esta justificación. La escasa densidad de las relaciones económicas, y hasta culturales, de naciones que durante más de un siglo de vida independiente se volvieron la espalda mirando deliberadamente hacia Europa o América del Norte, las enormes disparidades entre países -ya sea desde el ángulo del tamaño como del potencial económico o del papel regional-no favorecen una real conciencia unitaria, a pesar de las oleadas de retórica obligada que este tema no deja de provocar.
Por eso uno se interroga sobre la existencia misma de América Latina. De Luis Alberto Sánchez en Perú a Leopoldo Zea en México, los intelectuales se han planteado la cuestión sin dar respuesta definitive. Lo que está en tela de juicio no es sólo la dimensión unitaria de la denominación y la identidad que encierra frente a la pluralidad de las sociedades de la América llamada latina. En efecto, en ese caso, para poner el ácento en la diversidad y evitar cualquier tentación generalizante, bastaría con eludir la cuestión hablando, como por lo demás se ha hecho, de "Américas latinas". Este término tiene la ventaja de reconecer una de las dificultades, pero al precio de acentuar la dimensión cultural. Ahora bien, también plantea un problema.
¿Por qué latina?
¿Qué abarca esta etiqueta ampliamente aceptada hoy? ¿De dónde viene? Las evidencias del sentido común desaparecen pronto en el caso de hechos sociales y culturales. ¿Son latinas esas Américas negras descritas por Roger Bastide? ¿Latinas la sociedad de Guatemala donde el 50% de la población desciende de los mayas y habla lenguas indígenas, y la de las sierras ecuatorianas donde domina el quechua? ¿Latino el Paraguay guaraní, la Patagonia de los agricultures galeses, la Santa Catarina brasileña poblada de alemanes así como el sur chileno? En realidad se hace referencia a la cultura de los conquistadores y de los colonizadores españoles y portugueses para designar formaciones sociales de componentes múltiples. Se comprende así a nuestros amigos españoles y muchos otros que hablan más fácilmente de América hispana, y hasta, para no ignorar el componente de habla portuguesa del que es heredero el gigantesco Brasil, de Iberoamérica. En efecto el epíteto latina tiene una historia aun cuando Haití, francohablante en sus élites, puede hoy servir de coartada: aparece en Francia bajo Napoleón III, vinculado al gran designio de "ayudar" a las naciones "latinas" de América a detener la expansión de Estados Unidos. La desafortunada locura mexicana fue la realización concrete de esta idea grandiosa. La latinidad tenía la ventaja, al borrar los vínculos particulares de España con una parte del Nuevo Mundo, de dar a Francia legítimos deberes para con esas "hermanas" americanas católicas y romanas. Esa latinidad fue combatida por Madrid en nombre de la hispanidad y de los derechos de la madre patria, donde el término América Latina sigue sin tener derecho de ciudadanía. Estados Unidos, por su parte, opuso el panamericanismo a esa máquina de guerra europea antes de adoptar esa denominación vertical conforme a sus propósitos y que contribuyó a propagar.
Esa América conquistada por los españoles y los portugueses es bastante latina, al menos hasta 1930 en la formación de sus élites donde la cultura francesa reina exclusivamente. ¿Quiere esto decir que esa América sólo es latina por sus "preponderantes" y sus oligarquías, que la América del primer ocupante y de los de abajo que sólo recoge migajas de latinidad y resiste a la cultura del conquistador representa por sí solo la autenticidad del subcontinente? Los intelectuales de la década de los treinta, particularmente en los países andinos, que descubrían al indígena olvidado, desconocido, lo creyeron. Haya de la Torre, poderosa personalidad política peruana, propuso incluso una nueva denominación regional: "Indoamérica". Tendrá menos éxito que el indigenismo literario en el que se inscribe o el partido político de vocación continental al cual Haya dio origen. El indio no tiene mucho éxito en América ante las clases dirigentes. Marginado y excluido de la sociedad nacional, es culturalmente minoritario en todos los grandes estados e incluso en los de viejas civilizaciones precolombinas y de fuerte presencia indígena. Así, según el último censo (1980), de 66 millones de habitantes sólo había en México 2 millones de no hispanohablantes y menos de 7 millones de mexicanos que conocían una o varias lenguas indígenas. Podemos seguir soñando, con Jacques Soustelle, imaginando un México "que a semejanza del Japón hubiera podido conservar en lo esencial su personalidad autóctona sin dejar de introducirse en el mundo de hoy". No fue así, y ese continente está condenado al mestizaje y a la síntesis cultural.
No obstante, incluso en los países más "blancos" la trama indígena jamás está totalmente ausente y participa claramente en la conformación de la fisonomía nacional. Esa América, según la expresión de Sandino, es "indolatina".
Si bien la definición latina del subcontinente no abarca integral ni adecuadamente realidades multiformes y en evolución, no por ello podemos abandonar una etiqueta evocadora retomada hoy por todos y particularmente por los propios interesados ("nosotros los latinos"). Esos señalamientos tenían por único objetivo subrayar que el concepto América Latina no es ni plenamente cultural ni solamente geográfico. Utilizaremos pues ese término cómodo, pero con conocimiento de cause, es decir sin ignorar sus límites y sus ambigüedades. América Latina existe, pero sólo por oposición y desde fuera. Lo cual significa que los "latinoamericanos" en cuanto categoría no representan ninguna realidad tangible más allá de vagas extrapolaciones o de generalizaciones cobardes. Lo cual significa también que el término posee una dimensión oculta que complete su acepción.
Una América periférica. . .
A primera vista, nos hallamos frente a una América marcada por la colonización española y portuguesa (y hasta francesa en Haití) que se define por contraste con la América anglosajona. Así pues allí se habla español y portugués en lo esencial, a pesar de florecientes culturas precolombinas y hasta de núcleos inmigratorios recientes más o menos bien asimilados. Sin embargo la ausencia de Canadá (a pesar de Quebec) en ese conjunto y el hecho de que organismos internacionales como el SELA o el BID incluyan entre los estados latinoamericanos a Trinidad y Tobago, Las Bahamas y Guyana dan al perfil de la "otra Arnérica" una innegable coloración socioeconómica y hasta geopolítica.
Todas esas naciones, cualesquiera que sean su riqueza y su prosperidad, ocupan en efecto el mismo lugar en la discrepancia Norte-Sur. Aparecen en vías de desarrollo o de industrialización y ninguna forma parte del "centro" desarrollado. Dicho de otra manera, esos países se inscriben entre los estados de la "periferia" del mundo industrial. Pero tienen por añadidura varias particularidades comunes.
Todos dependen históricamente del mercado mundial como productores de materias primas y de bienes alimentarios (en ello el estaño de Bolivia no es diferente de la nuez moscada de Granada), pero igualmente del "centro", que determina las fluctuaciones de precios, les proporciona tecnología civil y militar, los capitales y los modelos culturales. Notable particularidad e innegable factor de unidad, todos esos países situados en el "hemisferio occidental" se hallan a diversos niveles en la esfera de influencia inmediata de la primera potencia industrial del mundo que es también la primera nación capitalista. Peligroso privilegio que ninguna otra región del Tercer Mundo comparte. A este respecto, los 3 000 kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos constituyen un fenómeno único. La famosa "cortina de tortillas" que fascina a millones de mexicanos candidatos a la inmigración clandestina en el país más rico del planeta, forma una línea de demarcación a la vez cultural y socioeconómica excesivamente cargada de valor simbólico.
Quizá podríamos clasificar entre las naciones latinoamericanas a todos los países del continente americano en vías de desarrollo, independientemente de su lengua y su cultura, tan cierto es que a nadie se le ocurriría incluir en la opulenta América anglosajona a las Antillas anglohablantes o a Guyana. Tan cierto es también que en esa zona la política domina mucho más que la geografía-¿acaso el presidente Reagan no incluyó recientemente, en nombre de los eventuales beneficiarios de su iniciativa de la Cuenca del Caribe (Caribbean Basin Initiative), a El Salvador que sólo tiene fachada marítima en el Pacífico? En todo caso, ¿por qué no seguir a quienes, haciendo a un lado la geografía, proponen llamar "América del Sur" a la parte "pobre" y no desarrollada del continente ?
...que pertenece culturalmente a Occidente
Con relación al resto del mundo en desarrollo la singularidad del subcontinente "latino" también es flagrante. Forma parte, para emplear la frase de Valéry, de un mundo "deducido": una "invención" de Europa que por la conquista entró a la esfera cultural occidental. Las civilizaciones precolombinas, en crisis para algunos en el momento de la llegada de los españoles, no resistieron en efecto a los invasores que impusieron sus lenguas pero también sus valores y religión. Los propios indígenas y los africanos llevados como esclavos a ese "Nuevo Mundo" adoptaron bajo diversas formas sincréticas la religión cristiana. Brasil es hoy la primera nación católica del mundo. Todo ello da a la región un lugar aparte en el mundo subdesarrollado. Por ello América Latina aparece como el Tercer Mundo de Occidente o el occidente del Tercer Mundo. Lugar ambiguo si así puede decirse en el que el colonizado se identifica con el colonizador.
Así pues, no podría sorprendernos que el conjunto de los países latinoamericanos haya propuesto en la ONU, en 1982, contra el sentir de los países afroasiáticos recién descolonizados, que la organización internacional celebre a Cristóbal Colón y el "descubrimiento" de América. A diferencia de África o Asia, ¿acaso ese continente no es una provincia a veces lejana, cierto, pero siempre reconocible, de nuestra civilización, que ha ahogado, ocultado, absorbido los elementos culturales y étnicos preexistentes?
Ese carácter "europeo" de las sociedades de América Latina tiene consecuencias evidentes sobre el desarrollo socioeconómico de los países involucrados. La continuidad con Occidente facilita los intercambios culturales y técnicos que no tienen nir¦gún obstáculo lingüístico o ideológico. La fluidez de las corrientes migratorias del Viejo Mundo al Nuevo ha multiplicado las transferencias de conocimientos y capitales. Asimismo las naciones de América Latina aparecen en la estratificación internacional como una especie de "clase media", o sea en una situación intermedia. Entre las naciones en transición sólo una, Haití, pertenece al grupo de los países menos avanzados (PMA), en compañía de numerosos compañeros de infortunio asiáticos y africanos (pero con un ingreso per cápita igual a más del doble del de Chad o Etiopía). La mayoría de los grandes países de América Latina tienen economías semiindustriales (dada que la industria entra en un 20 o 30% en la composición del PNB) y los tres grandes, Brasil, México y Argentina, se sitúan entre los nuevos países industrializados (los NIC de la nomenclatura de la ONU). Los indicadores de modernización colocan a Brasil, México, Chile, Colombia, Cuba y Venezuela por encima dé los países africanos y de la mayoría de las naciones de Asia (salvo las ciudades-estados). A este respecto Argentina y Uruguay se hallan entre los países avanzados.
Si más allá de esos grandes rasgos, se buscan los factores de homogeneidad de un conjunto que no es ni Occidente ni el Tercer Mundo, pero que a menudo aparece como síntesis o yuxtaposición de los dos, nos damos cuenta de que casi todos proceden del exterior del subcontinente, sobre todo si volvemos a una acepción restrictive de América Latina, es decir esencialmente cultural y clásica: Las antiguas colonias de España y Portugal en el Nuevo Mundo.
Paralelismo de las evoluciones históricas
Si bien la existencia de una América Latina es problemática, si la diversidad de las sociedades y las economías se impone, si la separación de las diferentes naciones es un elemento básico de su funcionamiento, no por ello deja de ser cierto que una relativa unidad de destino, más sufrida que elegida, acerca a las "repúblicas hermanas". Puede leerse en las grandes frases de la historia, y percibirse en la identidad de los problemas y las situaciones a las cuales esas naciones se enfrentan hoy.
Las antiguas colonias de España y Portugal, políticamente independientes (con excepción de Cuba que no se emancipa sino hasta 1898) desde el primer cuarto del siglo XIX, están más cerca en eso de Estados Unidos que de los países recién descolonizados de África o Asia. Sin embargo, siglo y medio de vida independiente no podría hacer olvidar la profunda influencia de tres siglos de colonización (1530-1820 aproximadamente) que marcaron de manera irreversible las configuraciones sociales y labraron el singular destino de las futuras naciones.
A partir de la independencia, los estados del subcontinente recorren-con diferencias y retrasos en el caso de ciertos países-grosso modo trayectorias paralelas en las cuales aparecen períodos claramente discernibles.
Primeramente comienza para los estados recién emancipados lo que el historiador Tulio Halperín Donghi ha llamado la "larga espera", durante la cual la destrucción del Estado colonial no pérmite aún la instauración de un nuevo orden. Mientras a esas balbucientes naciones les es difícil hallar un papel a su medida, las repúblicas hispanas atraviesan largos períodos de turbulencias anárquicas donde se despliega el desorden depredador de señores de la guerra (los caudillos), y el Brasil independiente parece prolongar sin sobresaltos, bajo la égida de la monarquía unitaria de los Braganza y del emperador Pedro I, el statu quo colonial.
Entre 1850 y 1880, con raras excepciones concernientes a algunas pequeñas repúblicas de América Central o del Caribe, las naciones del subcontinente entran en la "edad económica", que algunos han bautizado como "orden neocolonial": Las economías latinoamericanas, y por consiguiente las sociedades, se integran al mercado internacional. Producen y exportan materias primas. Importan bienes manufacturados. Mecanismo esencial de la nueva división internacional del trabajo que se efectúa bajo la égida de Gran Bretaña, cada país se especializa en algunos productos, y a veces en uno solo.
Es entre 1880 y 1930 cuando ese nuevo orden alcanza su punto máximo. Los países del subcontinente viven en el apogeo de un crecimiento extravertido que lleva en sí la ilusión de un progreso indefinido en el marco de una dependencia aceptada por sus beneficiaries locales y racionalizada en nombre de la teoría de las ventajas comparativas. La crisis de 1929 pondrá fin a la embriagadora euforia de esta "bella época", de la cual la mayoría de los trabajadores está por supuesto excluida, al de sorganizar las corrientes comerciales. El final del mundo liberal es también el de la hegemonía británica. Estados Unidos, ya dominante en su traspatio caribeño, sustituirá la preponderancia del Reino Unido por la suya y se convertirá en la metrópoli exclusiva de toda la región. Asimismo el período que comienza es determinado por, las relaciones de América del Norte con los países de la región o, más precisamente, por los tipos de políticas latinoamericanas que Washington pone en práctica sucesivamente. Sin embargo paralelamente a esta periodización internacional, se inscriben fases económicas muy diferenciadas, sin que por lo demás pueda discernirse un lazo causal evidente.
Esta periodización sólo tiene valor de punto de referencia y su objetivo es subrayar que, más allá de las especificidades nacionales, algunos fenómenos comunes rebasan las fronteras. Las similitudes no se derivan simplemente de la historia, sin que se hallan igualmente en estructuras análogas y problemas idénticos.
Relaciones con
Estados Unidos
Modelo de 
desarrollo
1933-1960Política de buena vecindad, escasamente intervencionista.Industrialización autónoma que sustituye importaciones. Producción industrial destinada al mercado nacional y que sobre todo utiliza capitales nacionales.
1960Crisis de las relaciones interamericanas, en respuesta al desafío castrista; política de contención del comunismo, dado que el activismo de Estados Unidos adopta diversas formas, desde la ayuda económica hasta la intervención militar directa o indirecta.La sustitución de importaciones entra en crisis. Halla su límite en las capacidades tecnológicas y financieras de los países de la zona para la producción de bienes duraderos o de equipo. Se asiste a la "internacionalización de los mercados nacionales" a través del establecimiento de sucursales de las grandes sociedades multinacionales en la industria.

Semejanzas de las obligaciones y las estructuras
Las similitudes no podrían ser sobrestimadas. Con todo, historias paralelas han forjado realidades que, sin ser semejantes, tienen numerosos puntos comunes que las distinguen, por lo demás, de otras regiones del mundo desarrollado o subdesarrollado. Sólo mencionaremos tres: 1. La concentración de la propiedad de la tierra. La distribución desigual de la propiedad tertitorial es una característica común de los países de la región. Es independiente de la conciencia que de ella tienen los actores y no siempre aparece como una fuente de tensiones sociales o de debate político. No obstante el predominio de la gran propiedad agraria tiene consecuencias evidentes sobre la modernización de la agricultura, así como sobre la creación de un sector industrial eficaz. Afecta directamente la influencia social y por tanto el sistema político. El fenómeno de la gran propiedad va a la par con la proliferación de micropropiedades exiguas y antieconómicas. Si bien esta tendencia se remonta a la época colonial, no ha cesado hasta nuestros días: la conquista patrimonial continuada aparece como un elemento/situación permanente a escala continental a la cual sólo escapan las revoluciones agrarias radicales (Cuba). Algunos indicadores evaluados en cifras permitirán definir las ideas, a pesar del alcance necesariamente limitado de estadísticas que abarca el conjunto subcontinental tomado como un todo indiferenciado: el 1.4% de las propiedades de más de 1000 hectáreas concentraba hacia 1960 el 65% de la superficie total, mientras el 72.6% de las unidades más pequeñas-de menos de 20 hectáreas-sólo abarcaban el 3.7% de las superficies. Desde la publicación de estos datos es poco probable que se hayan dado cambios que puedan modificar su significado global.
2. La antigüedad de la independencia así como los modelos de desarrollo adoptados han determinado la singularidad de los procesos de modernización. Para resumir, a una industrialización tardía y escasamente autónoma correspondió una urbanización fuerte, anterior al nacimiento de la industria. El excesivo desarrollo del sector terciario de las economías es el efecto más aparente de una urbanización refugio, vinculada a los factores de expulsión del campo debidos a la concentración territorial.
No es casual que se prevea que de continuar la actual evolución, la ciudad de México y Sao Paulo serán en el año 2000 las dos ciudades más grandes del mundo, con 31 y 26 millones de habitantes respectivamente.
3. La amplitud de los contrastes regionales es también resultado de la urbanización concentrada, de las particularidades de las estructuras agrarias y de la industrialización. Así, dentro de cada país se reproduce el esquema planetario que opone un centro opulento a periferias miserables. Los contrastes internos son más flagrantes que en la mayoría de los países en vías de desarrollo. Al grado de que, tras haber descrito asépticamente estas disparidades bajo la etiqueta de "dualismo social", se ha llegado a hablar de "colonialismo interno". Por su parte, los sociólogos han avocado acertadamente la "simultaneidad de lo no contemporáneo", pero ésta no se limita a la pintoresca evocación de indios en la edad de piedra que viven a dos pasos de laboratorios científicos ultramodernos. En Brasil, el estado de Ceará en el nordeste ocupa el tercer lugar en el mundo, tras dos de los países menos avanzados, por la mortalidad infantil, ¡mientras Sao Paulo tiene la primera industria farmacéutica del continente, algunos de los hospitales más modernos del mundo y Río goza de una reputación internacional en cuanto a la cirugía estética! Para continuar con Brasil, "tierra de contrastes", si así se le puede llamar, un economista brasileño pudo decir con cierta razón que su país se parecía al Imperio británico en la época de la reina Victoria, si África, India y Gran Bretaña hubieran sido reunidos en un mismo territorio.
Podríamos intentar multiplicar las similitudes y las concomitancias. Los rasgos compartidos no están ausentes. No se limitan, como veremos en los siguientes capítulos, a esas características estructurales. El término América Latina, si se le da un contenido ampliamente extracultural, desigua pues una realidad discernible y específica. Sin embargo esta especificidad fuerte, innegable, rebasa las peripecias socioeconómicas. Se inscribe en el tiempo y el espacio regionales. Antes de formar parte del Tercer Mundo, esta América es el Nuevo Mundo "descubierto" en el siglo XV y conquistado en el XVI. Posee, según Pierre Chaunu, su tiempo propio, un "tiempo americano" "más denso, más cargado de modificación, por lo tanto que corre más rápido que el nuestro", producto de una "historia acelerada" hecha de una "gigantesca recuperación" que comienza con la prehistoria del continente, tardíamente poblado, probablemente por migraciones. Quizá podría pensarse asimismo en la pluralidad, en la variedad de ese "tiempo americano", y en su estiramiento, es decir en sus virtudes conservadoras. No sólo los indios neolíticos se rozan aquí o allá con las técnicas de punta del último cuarto del siglo XX, sino que las sociedades latinoamericanas aparecen como verdaderos conservatorios de formas sociales superadas en el resto del mundo occidental, incluso como "museos políticos" donde las sustituciones de élites se efectúan por yuxtaposición más que por eliminación. Por lo demás, ¿acaso no es cierto, como señalaba Alfred Métraux, que "las especies animales hoy extintas se han mantenido en América hasta una fecha mucho más reciente que en el Viejo Mundo"?
También se ha podido hablar de una "naturaleza americana", no sólo para subrayar la desmesura de los elementos y el gigantismo del espacio que no deben nada al hombre, sino para señalar la huella singular de éste en el paisaje. La naturaleza ha sido violada y agredida por la depredación y el desperdicio de una "agricultura minera" (René Dumont) que la ha dejado "no salvaje sino disminuida" (Claude LéviStrauss) y por tanto poco humanizada, a semejanza de un continente conquistado. Sobra decir cuánto nos equivocaríamos al ignorar los fenómenos transnacionales en el estudio de este conjunto regional.

DIVERSIDAD DE LAS SOCIEDADES, SINGULARIDAD DE LAS NACIONES
Un destino colectivo forjado por evoluciones paralelas, una misma pertenencia cultural a Occidente y una dependencia multiforme en relación con un centro único situado en el mismo continente: los factores de unidad rebasan fortaleciendo la sorprendente continuidad lingüística de la América de habla portuguesa y, a fortiori, de la América española; al llegar de nuestra Europa exigua y fraccionada siempre nos sorprende hallar la misma lengua y a veces la misma atmósfera de una capital a otra separada por cerca de 8 000 kilómetros y nueve horas de avión. Sin embargo a esta homogeneidad responde una no menos grande heterogeneidad de naciones contiguas. Las disparidades entre países saltan a la vista. Su tamaño ante todo. Es evidente que Brasil, quinto Estado del mundo por su superficie, gigante de 8.5 millones de km2, es decir igual a 15 veces Francia y 97 veces Portugal, su madre patria, no puede ni medirse ni confundirse con el "pulgarcito" del istmo centroamericano, El Salvador, más pequeño que Bélgica, con sus 21000 km2. Haciendo a un lado la variable lingüística que diferencia a Brasil de todos sus vecinos, podemos retener cierta cantidad de criterios sencillos que dan cuenta de la diversidad de los estados y las sociedades. En el caso de los primeros, la geopolítica domina, y sobre todo la situación en relación con el centro hegemónico norteamericano; en el de las segundas conviene tomar en cuenta los componentes etnoculturales de la población, y los niveles de evolución social, a fin de poner un poco de orden en el mosaico continental.
..."Tan cerca de Estados Unidos": potencias emergentes y "repúblicas bananeras"
Conocemos la triste reflexión del presidente Porfirio Díaz (1876-1911) sobre México: "[. . .] Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos." Sin duda sabía de qué hablaba, dada que la república imperial había amputado a su país la mitad de su territorio en 1848 durante la guerra que siguió a la anexión de Texas por Estados Unidos. Los actuales estados norteamericanos de California, Arizona, Nuevo México y, además de Texas, una parte de Utah, Colorado, Oklahoma y Kansas (o sea unos 2.2 millones de km2) pertenecían a México antes del tratado de Guadalupe Hidalgo.
La dominación de Estados Unidos es hoy particularmente notoria en este "Mediterráneo americano" que forman, entre el istmo centroamericano y el arco de las Antillas, el golfo de México y el mar Caribe. Ese mare nostrum es considerado por Washington como la frontera sur estratégica de Estados Unidos: supuestamente todo lo que afecta a esta zona afecta directamente la seguridad del país "líder del mundo libre". El control de los estrechos y del canal interoceánico, así como de los posibles trazados de nuevos pasos del Atlántico al Pacífico, es considerado vital para Estados Unidos: la comunicación marítima entre las costas este y oeste transforma, es cierto, el canal de Panamá en una vía de agua doméstica, mientras las líneas de comunicación con los aliados europeos serían puestas en peligro, según se dice, por una presencia hostil en el conjunto de las Grandes Antillas. Sea lo que fuere, los estados ribereños insulares o continentales están en libertad vigilada. La soberanía de las naciones bañadas por el "logo americano" está limitada por los intereses nacionales de la metrópoli septentrional. Desde Theodore Roosevelt, que no se conformó con "tomar Panamá", donde Estados Unidos impuso en 1903 el enclave colonial del canal, éste se ha arrogado un poder de policía internacional en la zona, ya sea controlando directamente las finanzas de estados en apuros, o haciendo desembarcar a los marinos para poner fin al "relajamiento general de los lazes de la sociedad civilizada" en los países vecinos meridionales. Por ello Nicaragua fue ocupada militarmente de 1912 a 1925, y luego nuevamente de 1926 a 1933, Haití de 1915 a 1934, la República Dominicana de 1916 a 1924. Finalmente, Cuba sólo se liberó del yugo español en 1898 para convertirse en semiprotectorado, dado que la enmienda Platt de 1901 impuesta por los vencedores de la guerra hispanoamericana preveía un derecho de intervención permanente de Estados Unidos en la isla cada vez que el gobierno no pareciera capaz de "garantizar el respeto a las vidas, los bienes y las libertades". Esta cláusula incorporada a la Constitución cubana presidió de hecho las relaciones desiguales entre ambos países hasta 1959.
Esta puntillosa hegemonía no cambió ni sus métodos ni sus objetivos a la hora de los misiles intercontinentales. Las tropas estadunidenses intervinieron en la República Dominicana en 1965 para evitar una "nueva Cuba", y en octubre de 1983 en la pequeña isla de Granada para echar a un gobierno de tipo castrista. La ayuda poco discreta de Washington a las guerrillas contrarrevolucionarias de Nicaragua hostiles al poder sandinista obedece a las mismas preocupaciones si no es que a los mismos reflejos. Más generalmente, la exasperación neocolonial estadunidense ha conducido a Estados Unidos a apoyar en la zona a cualquier régimen con tal de que fuera claramente proestadunidense y a derrocar o por lo menos a desestabilizar, a cualquier gobierno que intentaba sacudirse la tutela del hermano mayor, o afectaba sus intereses privados y más generalmente el modo de producción capitalista.
Además de su situación geoestratégica, los estados de la zona de influencia norteamericana, con excepción de México, son pequeños, de población reducida (el peligroso Nicaragua tiene menos de 3 millones de habitantes, ¡o sea aproximadamente el número de inmigrantes hispanos de Los Ángeles!), cuando no se trata de microestados como los que componen el polvo insular de las pequeñas Antillas: ¡es comprensible que Granada "la roja" y sus 120 000 habitantes no podían oponer mucha resistencia militar al cuerpo expedicionario de la primera potencia mundial! Es evidente que las posibilidades económicas de esos estados entre los cuales se hallan los más pobres y atrasados del subcontinente, no compensan ni su exigüidad ni su infortunio geopolítico. A causa de la importancia histórica de la monoexportación agrícola, algunas de esas repúblicas tropicales han recibido el sobrenombre despreciativo y cada vez menos exacto de repúblicas bananeras: dado que las grandes sociedades fruteras norteamericanas, la United Fruit, sus competidoras o sus filiales ejercieron allí durante mucho tiempo un poder casi absoluto. Todo lo contrario ocurre con los estados más alejados de America del Sur.
Los estados de la América meridional, con excepción de aquellos que, en la fachada caribeña son producto de una descolonización reciente (Guyana, Surinam) y que podríamos asimilar a las naciones del "Mediterráneo americano", son a la vez que lejanos de Estados Unidos, más grandes y más ricos: los dos más extensos de la región, Brasil y Argentina, son también los dos países más industrializados del subcontinente. Su voz cuenta, su autonomía política es antigua. Por lo demás, las naciones de América del Sur jamás han padecido alguna intervención militar directa de Estados Unidos, quien para con ellos utiliza estrategias más sutiles o por lo menos más indirectas. Pero también la fascinación del American way of life se da en menor medida, y vigorosas culturas nacionales, además de la influencia preservada de Europa, hacen fracasar allí una "cocacolonización" a la cual raros países escapan más al norte en esta América intermedia donde Washington dicta la ley.
De esta "clase media" a la cual pertenece igualmente México-que a pesar de Porfirio Díaz y la fatalidad geográfica, cuenta con la fuerza de sus 2 millones de km2, sus aproximadamente 80 millones de habitantes y su personalidad cultural y política-se desprenden estados capaces de individualizarse en la escena internacional y cuyo perfil propio se destaca claramente sobre un conjunto latinoamericano condenado todavía ayer a la imitación y aún hoy en mucho al anonimato bajo una tutela paternal y condescendiente. Así vemos surgir potencias medias que a veces aspiran a desempeñar un papel regional y hasta extracontinental. Sin embargo ningún determinismo da cuenta directamente de ese vigoroso avance. La presencia de un valorizado en el mercado mundial o una coyuntura favorable pueden elevar a un país a la categoría de los "grandes" del subcontinente: recientemente ése fue el caso de Venezuela, promovida por el boom petrolero. La ruptura con la metrópoli, una inversión de alianza o de sujeción pudieron dar a un pequeño país una situación sin relación con su importancia específica: fue el caso de la Cuba castrista, a partir de 1960, y la Nicaragua sandinista parece querer seguir hoy, en un registro menor, el peligroso camino tomado por su hermana mayor.
Si bien la clasificación de los estados está sujeta a las modificaciones de la historia, la de las sociedades es más estable y quizá más significativa para nuestro propósito.
Clima, población y sociedades.
No es fácil dividir subconjuntos regionales que tengan alguna coherencia en el continente, dada que la historia a menudo contradice la geografía. Así, Panamá, ex provincia colombiana, al igual que México no forma parte de América Central que se reduce a los cinco estados federados duranta la independencia en el territorio de la capitanía general de Guatemala. Lo cual no impide que entre América del Sur y Estados Unidos exista por imposible que parezca una "América media", zona de transición y de un establecimiento humano antiguo, lugar de brillantes civilizaciones precolombinas en tierras de un volcanismo que no ha dicho su última palabra, y que desde todos los puntos de vista posee una personalidad propia. En América del Sur generalmente se distingue una América templada que ocupa el "cono sur" del continente y que comprende a Argentina, Uruguay y Chile, que por su clima, sus cultivos y su población es la parte más cercana al Viejo Mundo, y una América tropical, en donde generalmente se clasifica a los países andinos, Paraguay y Brasil. Por lo demás este último difícilmente se deja etiquetar. País continente que tiene fronteras con todas las naciones sudamericanas, excepto Ecuador y Chile, comprende en efecto un sur templado, poblado de europeos que se dedican a cultivos mediterráneos. Sin embargo Chile, país andino si lo es, parece más templado que tropical; en cuanto a Bolivia, andina ciertamente, también es parcialmente tropical, pero vinculada históricamente a la América templada, mientras que Colombia y Venezuela son a diferentes grados a la vez andinos y caribeños. Puede verse la dificultad de establecer esas clasificaciones.
Podemos pensar que la población es un indicador mejor y más manejable para una tipología rigurosa. Es cierto que se encuentra cierta correspondencia entre climas y poblaciones, en conexión sobre todo con los tipos de culturas históricamente privilegiadas. En efecto la distribución regional de los tres componentes de la población americana-el sustrato amerindio, los descendientes de la mano de obra esclava africana, y la inmigración europea del siglo XIX-dibuja zonas de dominante identificable. Decimos dominante, pues las naciones mestizas son las más numerosas y, a menudo, en sociedades de población compleja, se yuxtaponen espacios étnicamente homogéneos. Así, en Colombia, los resguardos indígenas de las "tierras frías" de altura a menudo están en contacto con los valles "negros" de las "tierras calientes". Groseramente, podemos sin embargo distinguir: una zona de densa población india que abarca la América media y el noroeste de América del Sur, donde florecieron las grandes civilizaciones; de las Américas negras al noreste en el perímetro caribeño, Antillas y Brasil, ligadas a la gran especulación azucarera de la época colonial sobre todo; y finalmente un sur, pero sobre todo un sureste "blanco", tierra templada que recibió a la mano de obra libre europea, que se diseminó allí a partir del último cuarto del siglo XIX.
Utilizando las mismas variables, el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro ha propuesto una tipología que no carece de atractivo aun cuando podamos juzgarla ideológicamente artificiosa. Distingue tres categorías de sociedades: los pueblos testigos, los pueblos trasplantados y los pueblos nuevos. Los pueblos testigos en sus variedades mesoamericana o andina , son los descendientes de las grandes civilizaciones azteca, maya e inca. Corresponden pues a esos países donde la población de indígenas es relativamente elevada, lo cual significa entre otras cosas que una importante fracción de la población habla otra lengua vernácula y que en las comunidades autóctonas ha hecho poca mella la civilización europea. Así ocurre en el caso de la América media, Guatemala con cerca de 50% de indígenas, pero también Nicaragua o El Salvador que sólo cuenta con el 20%, muy aculturados, u Honduras con menos del 10% (cifras que deben manejarse con todas las reservas que merece la definición de indígena en ese continente). México igualmente con apenas el 15% de ciudadanos que hablan una lengua india pero que tiene concentraciones muy grandes en algunos estados del sur (Oaxaca, Chiapas, Yucatán), y reivindica el pasado de los "vencidos" en su ideología nacional. En la zona incaica, los indígenas que hablan quechua y aymará constituyen hasta el 50% de la población de Pecú, de Bolivia y de Ecuador, también allí con grandes concentraciones en las zonas rurales montañosas.
Los pueblos transplantados, forman la América blanca: simétricos de los angloamericanos del norte, son los rioplatenses de Uruguay y Argentina. En esas tierras de población reciente donde indígenas nómadas de escaso nivel cultural fueron despiadadamente eliminados antes de la oleada inmigratoria, nació una especie de Europa austral. Sin embargo esos espacios aparentemente abiertos, al igual que Nueva Zelanda, Australia o Estados Unidos, presentan características sociales diferentes, lo cual explica su evolución posterior. Su singularidad es fuerte. Los argentinos se enorgullecían a principios de siglo de ser el "único país blanco al sur de Canadá". Y esas prolongaciones del Viejo Mundo que por mucho tiempo ignoraron el continente no se sentían muy "sudamericanas" que digamos sino hasta fechas recientes.
Finalmente los pueblos nuevos, entre los cuales Darcy Ribeiro coloca a Brasil, Colombia, Venezuela, así como a Chile y las Antillas, son producto del mestizaje biológico y cultural. Para él, allí está la verdadera América, aquella, donde en el crisol racial de dimensiones planetarias, se forja la "raza cósmica" del futuro cantado por José Vasconcelos. Esa clasificación, incluso así jerarquizada, posee cierta lógica y contribuye a dar una apreciación global más clara de la rosa de los vientos latinoamericana.
Sin querer multiplicar las clasificaciones, no es inútil introducir una última, basada en la homogeneidad cultural y la importancia del sector tradicional de la sociedad. Estas tipologías son tan arbitrarias como los criterios elegidos para construirlas, pero indudablemente son indispensables para aportar los matices necesarios para un estudio transversal de los fenómenos sociales continentales.
Si se toma camo indicador la más o menos grande homogeneidad cultural, estimándosela en función del grado de integración social y de la existencia de una o varias culturas en el seno de la sociedad nacional, es posible discernir tres grupos:
-Homogéneos: Argentina, Chile, Uruguay; en un menor grade Haití, El Salvador y Venezuela.
-Heterogéneos: Guatemala, Ecuador, Bolivia, Perú.
-En vias de hamogeneización: Brasil, México, Colombia. Los criterios de semejante clasificación pueden ser considerados eminentemente subjetivos. El grado de tradicionalismo puede medirse mejor pues las más de las veces coincide con la importancia del sector agrario y del analfabetismo. Bajo este ángulo estarían los países más tradicionales como: Haití, Honduras, Paraguay, El Salvador, Guatemala y Bolivia, mientras serían modernas las sociedades de Argentina, Chile, Uruguav, Colombia y Venezuela o Cuba.
La multiplicación de las tipologías permite circunscribir cierta cantidad de países en los dos extremos de la cadena; da una idea aproximativa, grosera, es verdad, pero útil, de las diferencias y, por consiguiente, del abanico de realidades sociales heterogéneas que se ocultan bajo la etiqueta abarcatodo de América Latina, sin por ello ceder a los espejismos del particularismo nacional y de la singularidad histórica. Dos dimensiones capitales que sin embargo no proporcionan las claves que buscamos, ya que éstas sólo pueden provenir de un incesante vaivén entre los múltiples niveles de una aprehensión global de las similitudes y las diferencias, de lo continental a lo local pasando por la nación y la región.


ORIENTACIÓN BIBLIOGRÁFICA
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En: http://www.mty.itesm.mx/dhcs/deptos/ri/ri-802/lecturas/lecvmx007.html